Graciela Iturbide, maestra de la lente, gana el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025
La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide es galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025 por su poética mirada documental y su contribución al arte global.
Por fin, el mundo vuelve su mirada a quien por décadas nos ha mostrado la suya.
La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide ha sido reconocida con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025, uno de los galardones más prestigiosos del ámbito cultural internacional. Este reconocimiento llega como una celebración a una trayectoria que ha trascendido fronteras, formatos y lenguajes, consolidando a Iturbide como una de las grandes narradoras visuales de nuestro tiempo.
La Fundación Princesa de Asturias destacó que la artista, nacida en la Ciudad de México en 1942, ha logrado construir “un mundo propio”, desde lo primitivo hasta lo contemporáneo, conjugando la crudeza de la realidad social con una poética de la imagen que roza lo mágico.
Su mirada innovadora construye un mundo hipnótico donde la realidad se mezcla con una magia espontánea.
La mirada que transforma lo cotidiano
Graciela Iturbide no solo fotografía: interpreta. Sus imágenes han documentado comunidades indígenas, mujeres zapotecas, rituales, la muerte, lo sagrado y lo marginal. Pero no desde la distancia antropológica, sino desde la empatía estética. Iturbide no observa: se sumerge.
Uno de sus retratos más icónicos es el de Mujer Ángel, tomado en el desierto de Sonora, donde una joven camina con una radio en la mano envuelta en los pliegues del viento. Esa imagen resume gran parte de su obra: una mezcla de simbolismo, tensión y belleza que trasciende lo documental.
Su trabajo no se ha limitado a México. Ha fotografiado en países como India, Estados Unidos, Alemania, Japón, Madagascar o Panamá, siempre con el mismo enfoque de inmersión respetuosa, dando voz —o más bien imagen— a realidades invisibilizadas.
Una vida dedicada al arte
Iturbide inició su formación artística en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde comenzó estudiando cine, pero fue en las aulas del legendario fotógrafo Manuel Álvarez Bravo donde encontró su verdadera pasión. Fue su asistente entre 1970 y 1971, y desde entonces, la fotografía se convirtió en su lenguaje principal.
Entre los múltiples reconocimientos que ha recibido a lo largo de su carrera destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México, el Premio Hasselblad (considerado el Nobel de la fotografía), la Orden de las Artes y las Letras de Francia, y el William Klein de la Academia de Bellas Artes francesa, además de Doctorados Honoris Causa por instituciones como el Columbia College de Chicago.
Más que un reconocimiento, una reivindicación
Este galardón no solo premia la trayectoria de una artista excepcional, sino que también visibiliza la fotografía como una forma elevada de arte, capaz de dialogar con la pintura, la literatura y la escultura desde un lenguaje propio, íntimo y universal.
Además, es un triunfo para el arte latinoamericano y para las mujeres que siguen abriéndose paso en un mundo donde aún hoy persisten desigualdades. Con cada obturador, Graciela ha capturado no solo imágenes, sino sensibilidades, silencios y presencias que ahora serán celebradas con aún mayor fuerza en el mundo entero.
«La cámara es un pretexto para conocer. Es una forma de vida.» — Graciela Iturbide
Hoy, México celebra a una de sus más grandes artistas. Y el mundo, finalmente, también.
Te puede interesar:
Actividades que estimulan la mente de las personas inteligentes