El calor extremo será la nueva normalidad advierte la ONU

El calor extremo ya es una realidad global. Adaptarse, mitigarlo y aprender a vivir con él será clave para cuidar la vida y la estabilidad social.

Braulio Reyes ·  01 DE JULIO DE 2025
Foto: Freepik

El calor extremo dejará de ser una anomalía climática para convertirse en parte de la vida cotidiana, advirtió este mes la Organización Meteorológica Mundial (OMM). A medida que el planeta se aproxima al umbral de 1.5 °C de aumento en la temperatura global, las olas de calor serán más intensas, más largas y más frecuentes.

De acuerdo con el secretario general de la ONU, António Guterres, la humanidad ya se encuentra en la “era del calor extremo”. Según los datos recientes, el año 2023 fue el más caluroso jamás registrado, y las proyecciones indican que este patrón no solo se repetirá, sino que se agravará en los próximos años.

La OMM calcula que al menos 2,400 millones de personas están expuestas a olas de calor peligrosas, especialmente trabajadores al aire libre, niños, personas mayores y comunidades que carecen de servicios básicos. En regiones como América Latina, África y el sur de Asia, la falta de infraestructura de enfriamiento agrava el riesgo.

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El calor extremo también impacta en la productividad laboral y la economía global. Investigaciones citadas por Naciones Unidas revelan que el rendimiento humano puede caer entre 5 y 10 %, dependiendo de la actividad y el entorno. Además, el riesgo de enfermedades cardiovasculares, insolación y golpes de calor aumenta significativamente durante estos episodios.

Las ciudades, en particular, enfrentan mayores desafíos. El uso intensivo de aire acondicionado eleva la demanda eléctrica, mientras que la falta de espacios verdes contribuye al efecto de “islas de calor urbanas”. En este contexto, la ONU hace un llamado a los gobiernos para acelerar políticas de adaptación climática y promover el uso de energías renovables.

La OMM insiste en que adaptarse al calor extremo debe ser una prioridad en las agendas públicas, especialmente en salud, vivienda, energía y movilidad. La organización recomienda desde alertas tempranas y planes de emergencia, hasta educación climática y rediseño urbano con enfoque preventivo.

El calor extremo ya no es un fenómeno futuro: es una realidad que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aprender a vivir con él, mitigarlo y adaptarse, será fundamental para preservar la vida, la productividad y la estabilidad social en los años por venir.


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