¿Qué tan limpias son realmente las piscinas públicas?

Aunque nadar es saludable, las piscinas públicas pueden albergar bacterias y parásitos si no reciben el mantenimiento adecuado.

Ricardo Velez ·  02 DE JULIO DE 2025
¿Qué tan limpias son realmente las piscinas públicas?

Las piscinas públicas ofrecen una forma refrescante de ejercitarse y socializar, pero también pueden convertirse en focos de infección si no se gestionan correctamente. Aunque el cloro y los sistemas de filtración ayudan a mantener el agua limpia, no eliminan todos los riesgos.

Uno de los principales culpables de enfermedades en piscinas es el criptosporidio, un parásito resistente al cloro que puede causar diarrea, vómitos y dolor abdominal. Estudios han detectado su presencia en hasta el 20% de las muestras de agua recolectadas durante temporadas de alta afluencia.

Además del criptosporidio, otras amenazas incluyen bacterias como estafilococo, que puede infectar la piel, y la legionela, que se transmite por inhalación y puede provocar infecciones pulmonares. También se han documentado casos de oído de nadador e infecciones fúngicas en vestuarios mal ventilados.

El olor fuerte a cloro no siempre indica limpieza. En realidad, proviene de la reacción del cloro con el sudor y la orina, formando cloraminas, compuestos que pueden irritar ojos y garganta.

Para reducir riesgos, los expertos recomiendan:

  • Ducharse antes de entrar al agua.
  • Evitar tragar agua de la piscina.
  • No nadar si se tienen síntomas gastrointestinales.
  • Mantener una buena ventilación en áreas cerradas.

A pesar de estos riesgos, los especialistas coinciden en que los beneficios de nadar superan los peligros, siempre que las piscinas se mantengan adecuadamente y los usuarios sigan buenas prácticas de higiene.

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