Estamos mal adaptados a la tecnología

La tecnología llegó para quedarse, pero la salud también. Haz pausas, escucha tu cuerpo y cuida tus ojos. La mejor tecnología sigue siendo tú.

Miguel Pérez · Hace 6 horas
Foto: Pexels

Vivimos en un mundo donde la tecnología se ha vuelto parte inseparable de la vida cotidiana. Desde el celular que revisamos al despertar hasta la computadora que usamos en el trabajo o las pantallas que nos entretienen antes de dormir.

Pero ¿alguna vez te has preguntado si todo esto ha provocado cambios en tu cuerpo? La respuesta es sí. Aunque nuestra genética no ha cambiado significativamente, nuestro cuerpo ha comenzado a adaptarse de forma visible (y en algunos casos, preocupante) al uso constante de los dispositivos tecnológicos.

1. Síndrome del “cuello de texto”. Una de las posturas más comunes hoy en día es inclinar la cabeza hacia adelante para mirar el celular. Esta posición genera tensión en los músculos del cuello y la parte superior de la espalda. Con el tiempo, provoca dolor cervical, contracturas musculares y hasta una pequeña deformación de la columna vertebral. Algunos estudios estiman que por cada 15 grados que inclinas la cabeza hacia adelante, el peso que soporta tu cuello aumenta en varios kilogramos.

2. Dedos acelerados, pulgares cansados. El uso constante de pantallas táctiles ha provocado un aumento en los casos de tendinitis del pulgar, también conocida como “pulgar de smartphone”.

Esta afección ocurre cuando los tendones del dedo pulgar se inflaman por movimientos repetitivos. Además, se han reportado más casos de síndrome del túnel carpiano en personas que usan computadoras durante muchas horas al día.

3. Vista cansada digital. El síndrome de visión por computadora incluye síntomas como ojos secos, visión borrosa, dificultad para enfocar y dolor de cabeza. Pasar más de 2 horas seguidas frente a una pantalla sin pausas ya puede causar estos síntomas, y muchas personas superan ese tiempo fácilmente en su jornada diaria.

4. Sedentarismo y sus consecuencias. La tecnología ha facilitado tanto nuestras vidas que cada vez nos movemos menos. Pedimos comida desde una app, trabajamos desde casa, usamos el control remoto y hacemos compras sin levantarnos del sillón. Esto ha traído consigo un aumento del sedentarismo, lo que a su vez contribuye al sobrepeso, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2 y problemas de circulación.

5. Adaptaciones en la postura y el equilibrio. Las largas jornadas sentados frente a computadoras han transformado nuestra forma de sentarnos y caminar. Muchos desarrollan una postura encorvada, con los hombros hacia adelante y el abdomen débil. Esto no solo afecta la estética, sino también la respiración, la digestión y el equilibrio corporal.

6. Alteraciones en el sueño. La exposición constante a la luz azul de las pantallas altera la producción de melatonina, una hormona que regula el sueño. Por ello, muchas personas que usan el celular o la computadora antes de dormir tienen insomnio o duermen mal.

7. Efectos emocionales y cognitivos. Aunque no son cambios “físicos” como tal, el cerebro también se ha adaptado. Hoy en día, muchas personas presentan menor capacidad de concentración, mayor ansiedad, y dependencia digital. Incluso se han identificado patrones de recompensa en el cerebro similares a los de otras adicciones cuando se usan redes sociales o videojuegos en exceso.

¿Qué podemos hacer? No se trata de satanizar la tecnología, sino de usarla con responsabilidad.
Haz pausas cada 20-30 minutos al usar pantallas. Mantén una postura correcta al sentarte. Usa filtros de luz azul o activa el “modo nocturno”

Realiza ejercicios de estiramiento y fortalecimiento del cuello y espalda. Apaga dispositivos al menos una hora antes de dormir. Limita el tiempo frente a pantallas en niños y adolescentes. ¡Muévete más! Camina, sube escaleras, baila, haz ejercicio.

La tecnología llegó para quedarse, pero nuestra salud también debe hacerlo. Adaptarnos no significa resignarnos: significa aprender a convivir con ella de forma equilibrada. Escucha a tu cuerpo, haz pausas y dale un respiro a tu mente y a tus ojos. La mejor tecnología, después de todo, sigue siendo tu propio cuerpo.

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