Ciclovía “Gran Tenochtitlán” en Calzada de Tlalpan incluirá 58 bahías para no afectar a trabajadoras sexuales

La ciclovía "Gran Tenochtitlán" en Calzada de Tlalpan incluirá 58 bahías para que trabajadoras sexuales puedan ejercer sin afectar la movilidad ciclista y transporte público.

Adolfo Flores · Hace 1 hora
Ciclovía “Gran Tenochtitlán” en Calzada de Tlalpan

La construcción de la ciclovía “Gran Tenochtitlán” en Calzada de Tlalpan ha generado un amplio debate social, no solo por su relevancia como proyecto de movilidad sustentable, sino también por el impacto que ha tenido en sectores históricamente marginados. Tras semanas de diálogo y protestas encabezadas por trabajadoras sexuales que denunciaron pérdidas económicas a causa de las obras, el Gobierno de la Ciudad de México anunció la integración de 58 bahías en distintos puntos del trayecto. Estos espacios estarán destinados a que las sexoservidoras puedan continuar ofreciendo sus servicios sin que la infraestructura ciclista interfiera en su actividad cotidiana.

El anuncio fue realizado por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, durante la conferencia de prensa donde presentó el informe mensual de seguridad. La mandataria capitalina explicó que estas bahías no serán exclusivas para el trabajo sexual, sino que también funcionarán como zonas de ascenso y descenso de usuarios de transporte público. De esta manera, se busca dar solución a las demandas planteadas por los colectivos de trabajadoras sexuales sin limitar el objetivo principal de la ciclovía “Gran Tenochtitlán”: fortalecer la movilidad no motorizada y brindar mayor seguridad a quienes se trasladan en bicicleta.

El conflicto comenzó a mediados de agosto, cuando un grupo de aproximadamente 200 mujeres salió a las calles para denunciar que la instalación de muros plásticos y confinamientos viales en Tlalpan había reducido su posibilidad de trabajar. Varias señalaron que los automovilistas, sus principales clientes, ya no podían detenerse, lo que provocó una caída drástica en sus ingresos. “Nos están desplazando de la única zona donde hemos trabajado por años, sin ofrecernos alternativas”, expresó entonces una de las manifestantes.

Las protestas llevaron a la apertura de mesas de trabajo con funcionarios de la Ciudad de México, en las que participaron representantes de la Secretaría de Obras, de la Secretaría de Diversidad Sexual y Género, así como mediadores de derechos humanos. Fue en este proceso donde se alcanzó el acuerdo de habilitar las 58 bahías distribuidas a lo largo del corredor ciclista. Con ello, el gobierno busca conciliar el derecho al trabajo con la necesidad de avanzar en la transformación urbana de la capital.

La ciclovía “Gran Tenochtitlán” es uno de los proyectos más ambiciosos en materia de movilidad sustentable. Con una extensión aproximada de 34 a 36 kilómetros, conectará el Zócalo de la Ciudad de México con el Periférico Sur, atravesando las alcaldías Cuauhtémoc, Benito Juárez, Coyoacán y Tlalpan. La obra contempla además mobiliario urbano como jardineras, macetones, guarniciones y señalización horizontal para garantizar la seguridad vial. También se planea la instalación de biciestacionamientos en estaciones estratégicas del Metro, como Universidad y Tasqueña, con el fin de fomentar la intermodalidad en los traslados.

Brugada destacó que el proyecto es una muestra de cómo la ciudad puede avanzar hacia un modelo de movilidad verde sin dejar de lado a los grupos más vulnerables. “Nuestro compromiso es garantizar que la modernización de la ciudad sea incluyente y no excluya a nadie”, subrayó. Con esta medida, la capital busca convertirse en un referente de planificación urbana sensible, donde las ciclovías no solo promuevan el uso de la bicicleta, sino que también respeten la compleja dinámica social que caracteriza a espacios como Calzada de Tlalpan.

El caso de la ciclovía “Gran Tenochtitlán” ha puesto sobre la mesa un debate más amplio sobre cómo conciliar proyectos de infraestructura sustentable con las realidades sociales de la capital. Mientras algunos sectores celebran la apuesta por la movilidad ciclista, otros reconocen que la inclusión de bahías representa un avance en el reconocimiento de los derechos laborales de quienes ejercen el trabajo sexual en la vía pública. Con la decisión tomada, el Gobierno capitalino busca cerrar el conflicto y avanzar hacia una ciudad más segura, moderna e inclusiva.

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