Prescripción de deuda en México: ¿cuándo deja de exigirse el pago?
La prescripción de deuda impide que el acreedor demande judicialmente, pero no elimina la obligación financiera del deudor.
La prescripción de deuda en México es un mecanismo legal que limita el derecho del acreedor a reclamar judicialmente el pago de una obligación financiera después de cierto tiempo. Aunque muchos creen que una deuda desaparece al prescribir, en realidad la obligación permanece, pero ya no puede exigirse por la vía judicial.
Los plazos de prescripción varían según el tipo de deuda. Por ejemplo:
- Las deudas respaldadas por pagaré prescriben en tres años desde su vencimiento.
- Las deudas sin pagaré, como tarjetas de crédito o préstamos personales, prescriben en diez años.
Sin embargo, estos plazos pueden reiniciarse si el deudor reconoce la deuda, realiza un pago parcial, envía un correo electrónico, responde una llamada o firma un convenio.
La prescripción también se interrumpe si el acreedor presenta una demanda judicial. Si no hay actividad legal por más de 180 días, el derecho a demandar caduca.
Es importante destacar que, aunque la deuda haya prescrito, el acreedor puede seguir intentando el cobro extrajudicial, siempre bajo las reglas de la Condusef, que prohíbe prácticas abusivas como amenazas o acoso.
En el caso de deudas garantizadas, como hipotecas o créditos automotrices, la prescripción implica que el acreedor pierde el derecho a ejecutar la garantía ante un juez. Es decir, ya no puede embargar el bien respaldado.
Este mecanismo ofrece una vía de defensa para quienes enfrentan deudas antiguas, pero requiere conocimiento legal y asesoría adecuada para aplicarse correctamente. La prescripción no ocurre automáticamente; el deudor debe invocarla ante una autoridad judicial.
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