Vesícula biliar: qué hace, cómo se daña y cómo cuidarla
Aunque muchas veces no pensamos en la vesícula, prestarle atención puede evitar complicaciones mayores.
La vesícula biliar es un pequeño órgano en forma de pera, ubicado debajo del hígado. Su función principal es almacenar y liberar bilis, un líquido que ayuda a digerir las grasas. Aunque pequeña, juega un papel importante en el proceso digestivo y su mal funcionamiento puede generar molestias serias.
Una de las causas más comunes de daño en la vesícula es la formación de cálculos biliares, conocidos como “piedras”. Estos se desarrollan por el exceso de grasa, colesterol o desequilibrios en la bilis. También influyen el sobrepeso, el ayuno prolongado o dietas muy altas en grasas saturadas.
Cuando los cálculos obstruyen el flujo de bilis, pueden causar cólicos intensos, náuseas, inflamación o incluso infecciones. En casos graves, es necesario extirpar la vesícula mediante cirugía, lo que es común y generalmente seguro, pero cambia ciertas rutinas en la alimentación.
Después de perder la vesícula, el cuerpo sigue produciendo bilis, pero ya no se almacena. Esto hace que algunas personas tengan dificultad para digerir comidas muy grasosas o sientan molestias digestivas si no ajustan su dieta. No se trata de vivir con miedo, sino de aprender a comer mejor.
Para cuidar la vesícula es importante evitar comidas muy grasas, frituras, embutidos y productos ultraprocesados. En su lugar, opta por frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras. También ayuda mantener un peso saludable y no saltarse comidas.
Aunque muchas veces no pensamos en la vesícula, prestarle atención puede evitar complicaciones mayores. Escuchar a tu cuerpo, revisar tus hábitos y acudir al médico ante cualquier dolor abdominal puede marcar la diferencia entre cuidarla… o perderla.