El Chapo Guzmán entre la locura, la depresión y el riesgo de muerte en prisión: cartas revelan su deterioro en ADX Florence
El Chapo Guzmán denuncia en cartas inéditas que está al borde de la locura y de un infarto en la prisión ADX Florence. Afirma sufrir tortura, aislamiento extremo y falta de contacto con su familia.
A cinco años de comenzar a cumplir su condena de por vida en la prisión de supermáxima seguridad ADX Florence, Joaquín El Chapo Guzmán asegura estar al borde de un infarto y de perder la cordura. En cartas, el narcotraficante mexicano describe un ambiente que califica de “siniestro e inhumano”.
El fundador del Cártel de Sinaloa y uno de los criminales más notorios del mundo escribió una serie de ocho cartas entre 2023 y 2024 en las que denuncia el aislamiento extremo al que está sometido. Guzmán describe que, sin programas educativos, empleo, ni acceso a una biblioteca, pasa los días “encerrado entre las mismas cuatro paredes, en un ambiente deshumanizante”.
“Me la paso sin hacer nada en mi celda (…) Las condiciones en las que estoy actualmente son tan crueles e inhumanas que estoy por tener un infarto o volverme loco”, escribió Guzmán.
El narcotraficante está bajo Medidas Administrativas Especiales (SAMs), impuestas por el Departamento de Justicia de EE.UU. para evitar que tenga contacto con el exterior o planee una fuga. Estas restricciones limitan su acceso a llamadas telefónicas, visitas familiares y correspondencia, además de someterlo a videovigilancia constante.
‘El Chapo’ afirma que estas condiciones lo están enfermando:
- Pérdida de memoria y episodios de depresión.
- Dolores de cabeza recurrentes y presión sanguínea elevada.
- Privación severa de sueño debido a flujos de aire caliente y presunto “gas” que asegura se libera en su celda durante la noche.
“El dispositivo que han instalado para torturarme libera un gas (…) me hace sudar, me da dolor de cabeza, aumenta mi presión sanguínea y no me deja dormir. Estoy por tener un infarto”, denunció en sus escritos.
Salud quebrantada y soledad familiar
Las cartas también exponen el dolor de Guzmán por la lejanía de su familia. Afirma que en 2024 solo pudo hablar por teléfono una vez con sus hijas gemelas, fruto de su matrimonio con Emma Coronel.
Revela además que la muerte de su madre, en diciembre de 2023, le fue notificada tarde, sin poder despedirse de ella:
“No estaba siquiera completamente al tanto de su condición (…) El gobierno de Estados Unidos negó a mi madre múltiples peticiones de visa para verme”.
El capo asegura que apenas recibe correspondencia de su familia, y que las cartas tardan entre cinco y diez meses en llegar, mientras que las respuestas nunca las recibe.
Guzmán, quien alguna vez controló un imperio criminal con rutas internacionales de droga, relata ahora episodios de humillación en prisión. Según él, los guardias lo obligan a vestir un overol amarillo tres o cuatro veces más grande de su talla.
“Me ponen ese uniforme enorme y se ríen de mí, me visten como un payaso. Es degradante”.
Además, denuncia que los custodios lo vigilan cada diez minutos, lo filman las 24 horas con visión nocturna y le niegan acceso a terapia psicológica.
Las cartas forman parte de una queja presentada en una corte de Colorado contra el Buró de Prisiones y el Departamento de Justicia. Guzmán asegura que el objetivo de las autoridades es “causar su muerte” mediante aislamiento, privación de sueño y deterioro físico.
Su defensa, encabezada por la abogada Mariel Colón, sostiene que las condiciones violan los derechos humanos básicos y pide que se retiren o flexibilicen las SAMs.
Intentos fallidos de extradición a México
El equipo legal de ‘El Chapo’ ha buscado que sea trasladado a México para cumplir su condena en un penal nacional, bajo el argumento de que en Estados Unidos está siendo sometido a tortura psicológica. Sin embargo, las autoridades estadounidenses han rechazado la petición reiteradamente, citando el alto riesgo de fuga y el historial de evasiones del narcotraficante.
Joaquín Guzmán Loera, de 66 años, fue capturado por última vez en 2016 y extraditado a Estados Unidos en 2017. En 2019 fue sentenciado a cadena perpetua más 30 años por delitos relacionados con narcotráfico, lavado de dinero y armas.
Hoy, la figura del hombre que llegó a liderar uno de los imperios criminales más poderosos del planeta contrasta con la de un preso debilitado, que asegura estar al borde de la locura y la muerte.
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