Los quesos que más dañan al corazón, según un cardiólogo

Los quesos pueden seguir presentes en una dieta equilibrada siempre que se elijan las opciones adecuadas y se controle la cantidad.

Braulio Reyes · Hace 15 horas
Entre los más problemáticos se encuentran los quesos curados o procesados. Foto: Pexels

No todos los quesos son iguales cuando se trata de cuidar el corazón. El cardiólogo Tariqshah Syed, director del departamento de cardiología del Holy Name Medical Center, en Nueva Jersey, advierte que algunos tipos de queso —por su contenido en grasa y sodio— pueden elevar significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares si se consumen con frecuencia.

Syed explica que los quesos altos en grasas saturadas y sodio aumentan los niveles del colesterol LDL (“malo”) y la presión arterial, dos factores que incrementan la probabilidad de sufrir infartos o accidentes cerebrovasculares. Además, su impacto negativo se potencia cuando se combinan con embutidos o alimentos ultraprocesados.

Entre los más problemáticos se encuentran los quesos curados o procesados, que además de tener un alto contenido graso, suelen incluir aditivos y conservadores poco saludables.

Quesos que se deben limitar

El especialista recomienda moderar el consumo de:

  • Cheddar y Parmigiano, por su alto contenido de grasa y sal.
  • Quesos procesados o fundidos, como los de hamburguesa o en lonchas.
  • Mascarpone, uno de los más grasos, con cerca de 29 gramos de grasa saturada por porción.

Estos tipos pueden disfrutarse de forma ocasional, pero no deben formar parte del consumo diario.

Para quienes no quieren renunciar al queso, Syed sugiere optar por versiones más ligeras y frescas, con menos grasa y sodio, como:

  • Mozzarella
  • Ricotta
  • Requesón

Estos aportan proteínas y calcio sin comprometer la salud del corazón, además de ser más versátiles en recetas saludables.

Los expertos coinciden en que la clave está en la moderación y la elección inteligente:

  • Lee las etiquetas: revisa el contenido de sodio y grasa saturada.
  • Controla las porciones: una rebanada pequeña es suficiente para dar sabor.
  • Acompaña con vegetales o granos integrales, que ayudan a equilibrar la comida.
  • Evita combinaciones pesadas, como quesos curados con carnes frías o frituras.

En resumen, el queso puede seguir presente en una dieta equilibrada siempre que se elijan las opciones adecuadas y se controle la cantidad. Cambiar los quesos curados por versiones frescas y reducir el exceso de grasa es una decisión que tu corazón agradecerá a largo plazo.

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