Estados Unidos endurece requisitos de visas: obesidad y enfermedades crónicas podrán causar rechazo
EU considerará obesidad y enfermedades crónicas como factores para negar visas. Expertos alertan sobre subjetividad y riesgo de discriminación.
Estados Unidos implementará un endurecimiento sin precedentes en sus criterios médicos para otorgar visas, al considerar que la obesidad, diversas enfermedades crónicas y la existencia de dependientes con necesidades especiales pueden convertir a un solicitante en una “carga pública” para el sistema sanitario del país.
La medida, instruida por el secretario de Estado Marco Rubio y promovida por la administración del presidente Donald Trump, fue enviada mediante cable diplomático a embajadas y consulados el 6 de noviembre, ampliando las variables de salud que los funcionarios consulares deberán evaluar antes de autorizar residencias permanentes, visas de inmigrante e incluso ciertos permisos de trabajo temporales.
El documento interno señala que enfermedades como:
- cardiovasculares
- respiratorias
- cáncer
- diabetes
- trastornos metabólicos,
- padecimientos de salud mental
Podrán ser consideradas como motivos suficientes para rechazar una solicitud si se estima que implicarán tratamientos costosos, de larga duración o atención subsidiada.
Uno de los cambios más controvertidos es la inclusión explícita de la obesidad como factor de riesgo. El cable argumenta que sus complicaciones —como hipertensión, apnea del sueño, movilidad reducida o depresión clínica— pueden traducirse en gastos sostenidos para el sistema médico estadounidense, el más caro del mundo.
Los oficiales deberán evaluar si el solicitante cuenta con recursos económicos suficientes para costear, por su cuenta, tratamientos de por vida. De no ser así, podrá negarse la visa con base en expectativa de carga pública.
Expertos advierten discrecionalidad y riesgos de discriminación
La filtración del lineamiento —publicada por The Washington Post y KFF Health News— desató alertas entre abogados migratorios, médicos y organizaciones humanitarias.
El abogado de inmigración Vic Goel calificó la medida como “un cambio sustancial” que invita a evaluaciones subjetivas.
“Muchos de los padecimientos mencionados son comunes, controlables o no necesariamente discapacitantes. La instrucción pide a los oficiales vincularlos directamente con un costo potencial, sin parámetros médicos claros”, criticó.
Especialistas médicos añadieron que los funcionarios consulares no tienen formación clínica, por lo que su interpretación sobre riesgos y costos podría ser errada. El propio manual del Departamento de Estado establece que solo ciertos padecimientos contagiosos justifican la inadmisibilidad médica, regla que esta política expande por vía administrativa.
Organizaciones de derechos migratorios denunciaron que la directiva institucionaliza la discriminación por salud, penalizando cuerpos, enfermedades crónicas y condiciones metabólicas que afectan a millones de personas en todo el mundo.
El Departamento de Estado defendió la medida alegando que cumple la ley migratoria que, desde hace un siglo, permite rechazar a quienes puedan convertirse en un costo para el erario estadounidense.
El portavoz Tommy Pigott afirmó que el gobierno de Trump “pone los intereses del pueblo estadounidense en primer lugar”, y que la autosuficiencia es un principio histórico del sistema migratorio.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 16% de la población adulta global vive con obesidad, y 14% con diabetes. En Estados Unidos, la obesidad alcanza el 40%, con mayor prevalencia en estados conservadores, datos que el ala trumpista usa para justificar controles más estrictos.
Sin embargo, expertos sostienen que las cifras contradicen la narrativa:
“La obesidad es un riesgo, no un destino; excluir a personas con manejo médico adecuado carece de fundamento”, argumentó el médico Marc Siegel, analista de Fox News.
La directiva aplica tanto para solicitantes de residencia permanente como para titulares de visas temporales, incluidas las laborales H-1B.
Solo quedan exentos:
- refugiados
- solicitantes de asilo.
- casos humanitarios específicos
Además, instruye a los consulados a considerar:
- edad del solicitante
- ingresos actuales y futuros
- número de dependientes
- si algún dependiente posee discapacidad o enfermedad crónica
- capacidad laboral general de la familia
En resumen, la norma otorga a los funcionarios una amplia libertad de decisión para negar visas por “previsión financiera insuficiente”.
Para analistas migratorios, la medida representa un paso hacia la selectividad sanitaria, una tendencia que prioriza perfiles jóvenes, sanos y con ingresos altos.
Mientras la Casa Blanca insiste en que un sistema migratorio basado en autosuficiencia protegerá a los contribuyentes, críticos advierten que la política convierte la condición médica —o incluso la constitución física— en una barrera migratoria.
El debate sigue abierto: ¿se trata de una medida de protección fiscal o de un mecanismo de exclusión sanitaria? Lo cierto es que la nueva regla promete modificar, de manera profunda, el acceso a visas para millones de personas en el mundo.
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