El calor altera la circulación

El calor extremo representa un riesgo para desarrollar trombosis, especialmente en personas con enfermedades cardiovasculares o antecedentes de problemas venosos, advierte el doctor Gerardo Peón Peralta, quien es especialista en Angiología y Cirugía Vascular.

Adolfo Flores · Hace 14 horas

Las altas temperaturas afectan de manera particular a quienes han perdido los mecanismos regulatorios del organismo para adaptarse a los cambios térmicos, como los pacientes con hipertensión, diabetes, várices y enfermedades cardíacas.

En personas sanas, el cuerpo puede compensar el calor a través de diversos mecanismos, pero quienes tienen una enfermedad circulatoria se enfrentan a dificultades para responder adecuadamente, señala.

El especialista detalla que existen cinco efectos principales del calor sobre el sistema circulatorio: vasodilatación cutánea, aumento del gasto cardíaco, deshidratación, hipercoagulabilidad y alteración de la autorregulación barorreceptora.

“La vasodilatación”, apunta, “es la respuesta natural del cuerpo al calor. Los vasos sanguíneos se expanden para distribuir la temperatura corporal. Sin embargo, si el sistema vascular está dañado, esta expansión excesiva puede derivar en hipotensión y acumulación de líquidos en las piernas, lo que provoca hinchazón, cansancio y pesadez”.

Peón Peralta indica que cuando hay una vasodilatación excesiva, el corazón debe esforzarse más para llenar las venas dilatadas. Si el paciente tiene enfermedad cardíaca, puede producirse una falla en el bombeo (aumento del gasto cardíaco).

Además, la sudoración ocasiona pérdida de líquidos y favorece la deshidratación, lo que espesa la sangre y estimula la formación de coágulos (hipercoagulabilidad), lo que a su vez incrementa el riesgo de trombosis.

“Estos efectos no suelen presentarse en personas sanas. El problema se da en quienes han perdido la capacidad de regular estos mecanismos, lo que puede derivar en complicaciones severas durante el calor intenso”, alerta.

Recomienda estar alertas a signos como mareos, cansancio excesivo, retención de líquidos e hinchazón anormal. En pacientes con riesgo, la trombosis es frecuente durante la época de calor y puede complicarse si no se detecta a tiempo.

Sugiere evitar la exposición prolongada al Sol, reforzar la hidratación, reducir temporalmente medicamentos como diuréticos —previo acuerdo con el médico— y realizar ejercicio en horarios más frescos.

Indica que la consulta por várices aumenta durante la temporada de calor, debido a los síntomas como dolor, pesadez e hinchazón en las piernas. En contraste, estos malestares disminuyen durante el clima frío.

Finalmente, Peón Peralta recalca que el calor también afecta la presión arterial y puede precipitar eventos como infartos, especialmente si se combinan vasodilatación, deshidratación y factores procoagulantes activos.— Iris Ceballos Alvarado.

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