EE.UU. refuerza su presencia militar en el Caribe
El despliegue del Gerald R. Ford y las operaciones militares en el Caribe refuerzan la militarización de la lucha contra el narcotráfico en América Latina
El gobierno de Estados Unidos ha intensificado su presencia militar en el Caribe mediante el despliegue del portaviones Gerald R. Ford, considerado el más grande del mundo, acompañado de tres destructores adicionales. Esta medida forma parte de la estrategia del Comando Sur para combatir el narcotráfico y desmantelar organizaciones criminales transnacionales en la región.
El Gerald R. Ford cuenta con aproximadamente 4,500 marineros y nueve escuadrones aéreos, uniéndose a una flota creciente en el hemisferio sur. Actualmente, más de 6,000 efectivos navales están desplegados frente a las costas de Venezuela y Colombia.
El grupo de ataque del portaviones incluye cinco destructores, de los cuales tres serán enviados al Caribe. Uno de estos destructores se encuentra actualmente en el Mediterráneo, en un puerto de Croacia, y se desconoce el tiempo que tomará su traslado a Sudamérica.
El refuerzo militar sigue a un ataque estadounidense contra una embarcación en aguas internacionales del Caribe, que dejó seis personas muertas. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, afirmó que la lancha estaba vinculada al Tren de Aragua, un grupo criminal venezolano, aunque no se presentaron pruebas públicas que respalden la afirmación.
Desde el inicio de estas operaciones, el número de muertes atribuibles a ataques estadounidenses en la región ha ascendido a 43.
Brasil expresó preocupación por el uso de la fuerza estadounidense en América Latina y las acciones de la CIA en la región. Celso Amorim, ex canciller y asesor del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió que estas medidas podrían tener “consecuencias profundas y muy graves”, que no se limitarían únicamente a Venezuela.
El despliegue del Gerald R. Ford y las operaciones militares en el Caribe refuerzan la militarización de la lucha contra el narcotráfico en América Latina y plantean interrogantes sobre las implicaciones geopolíticas y humanitarias de estas acciones, especialmente en términos de soberanía, estabilidad regional y derechos humanos.


