Escándalo de abusos sexuales en colegio católico de Nantes conmociona a Francia
El escándalo ha generado indignación en la sociedad de Francia y se suma a otros casos similares, como los del colegio Notre-Dame de Bétharram.
Un reciente caso de abusos sexuales ha sacudido a Francia: el colegio católico Saint-Stanislas de Nantes fue escenario de agresiones cometidas por sacerdotes y personal docente durante cuatro décadas. Entre 1958 y 1995, al menos cinco sacerdotes y un docente abusaron de diez estudiantes, nueve hombres y una mujer, durante su etapa de secundaria. Las víctimas sufrieron violaciones, tocamientos no consentidos, palizas y castigos físicos dentro y fuera de la institución.
Los crímenes se extendieron a lo largo de distintos periodos: 1958-1978, 1980-1981 y 1991-1995. Tres de las víctimas y los cinco agresores han fallecido. Las agresiones incluían desde abusos sexuales hasta violencia física sistemática, tanto dentro del colegio como durante vacaciones organizadas por la institución, lo que evidencia la gravedad y continuidad de los hechos.
La dirección diocesana de colegios católicos del Loira Atlántico reconoció los abusos y remitió los testimonios a las autoridades competentes. El obispo de Nantes, Laurent Percerou, instó a otras posibles víctimas a denunciar los casos sufridos en escuelas católicas de la región. La institución manifestó su compromiso con la atención a las víctimas y la colaboración en la investigación.
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Las autoridades de Francia han abierto una investigación para aclarar los hechos y determinar responsabilidades, a pesar de que varios implicados ya han fallecido. Se recopilan testimonios de exalumnos y se revisan documentos históricos de la institución con el objetivo de reunir pruebas que permitan avanzar en la justicia y esclarecer los casos pendientes.
El escándalo ha generado indignación en la sociedad de Francia y se suma a otros casos similares, como los del colegio Notre-Dame de Bétharram. La situación ha puesto en el centro del debate la necesidad de protección infantil en instituciones religiosas y ha tenido repercusiones políticas, incluyendo acusaciones contra figuras públicas vinculadas a la gestión educativa en la época.
Las víctimas exigen justicia, reparación y mayor transparencia en la investigación. Organizaciones defensoras de los derechos humanos han pedido que la Iglesia colabore plenamente con las autoridades y que se implementen medidas efectivas para prevenir futuros abusos. Este caso evidencia la urgencia de fortalecer los mecanismos de protección infantil en colegios y garantizar entornos seguros para todos los estudiantes.
