Robo histórico en el Museo del Louvre

El Louvre permaneció cerrado el resto del día mientras unidades especializadas en robos de arte iniciaban las pesquisas.

Braulio Reyes · Hace 11 horas
El robo no solo representa una pérdida material, sino también simbólica. Foto: X

El Museo del Louvre, uno de los recintos culturales más emblemáticos del mundo, fue escenario de un audaz robo el domingo 19 de octubre de 2025, cuando un grupo de cuatro delincuentes logró sustraer valiosas piezas del Tesoro de la Corona Francesa. El golpe, ejecutado en cuestión de minutos, ha sido calificado por las autoridades como uno de los atracos más graves contra el patrimonio nacional en las últimas décadas.

El robo ocurrió alrededor de las 9:30 de la mañana, cuando el museo ya había abierto sus puertas al público. Los asaltantes utilizaron una canastilla elevadora instalada sobre un camión de obra para acceder a una ventana lateral del primer piso, en la Galería de Apolo, donde se exhibían las joyas reales.

Con sierras y amoladoras de precisión, rompieron las vitrinas blindadas y se apoderaron de al menos ocho piezas antes de huir en motocicletas. Todo sucedió en menos de siete minutos. Durante la huida, una de las joyas —la corona de la emperatriz Eugenia— fue hallada dañada cerca del recinto.

Tesoros robados

Las joyas sustraídas pertenecían a reinas y emperatrices del siglo XIX, y estaban valoradas en millones de euros por su relevancia histórica. Entre ellas destacan:

  • Una tiara y un collar de zafiros que pertenecieron a la reina Hortense y María Amalia.
  • Un collar y pendientes de esmeraldas propiedad de María Luisa, esposa de Napoleón Bonaparte.
  • El famoso “Reliquary Brooch”, un broche de la emperatriz Eugenia de Montijo.

El gobierno francés ha condenado el atraco, calificándolo como “una agresión directa al legado cultural del país”. El Louvre permaneció cerrado el resto del día mientras unidades especializadas en robos de arte iniciaban las pesquisas.

El incidente ha reavivado el debate sobre la seguridad en museos internacionales, ya que el Louvre —que en 2024 recibió más de 8 millones de visitantes— contaba con un sistema de vigilancia considerado de los más avanzados de Europa.

Las autoridades investigan varias hipótesis:

  • Que los autores conocían a detalle la estructura del museo y los horarios de vigilancia.
  • Que el robo pudo haber sido encargado por coleccionistas privados o redes del crimen organizado.
  • La posible complicidad interna dentro del recinto cultural.

El robo no solo representa una pérdida material, sino también simbólica. Las joyas del Tesoro de la Corona Francesa forman parte de la identidad histórica de Francia, y su desaparición deja un vacío difícil de reparar.

Este suceso evidencia la vulnerabilidad de los grandes museos y plantea una pregunta urgente: ¿cómo proteger un patrimonio que pertenece no solo a un país, sino a toda la humanidad?

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