Terremoto en Afganistán deja más de 1 400 muertos y una crisis humanitaria
Un terremoto en Afganistán de 6.0 grados deja más de 1 400 muertos y miles de heridos. Una réplica de 5.2 complica aún más las labores de rescate.
Un devastador terremoto en Afganistán de magnitud 6.0 sacudió el oriente el pasado 31 de agosto, dejando más de 1 400 muertos y alrededor de 3 700 heridos. El epicentro se localizó en la provincia de Kunar, cerca de la frontera con Pakistán, y su hipocentro superficial de apenas 8 kilómetros provocó una destrucción generalizada en comunidades rurales donde la mayoría de las viviendas están construidas con barro y materiales precarios.
La tragedia se intensificó el 2 de septiembre, cuando una réplica de magnitud 5.2 volvió a golpear la misma región, derrumbando estructuras que habían quedado debilitadas y complicando las labores de rescate. En total, las autoridades calculan que decenas de aldeas quedaron prácticamente arrasadas, dejando a miles de familias sin hogar ni acceso a servicios básicos.
Los equipos de emergencia enfrentan condiciones extremas para llegar a las zonas afectadas. Las carreteras destruidas, el difícil acceso a las montañas y la falta de maquinaria especializada han ralentizado la evacuación de heridos y la búsqueda de sobrevivientes. En muchas localidades, los rescatistas y los vecinos han tenido que remover escombros con las manos, mientras helicópteros militares intentan trasladar a los heridos más graves a hospitales regionales.
Uno de los factores que el terremoto en Afganistán contribuyó a la magnitud del desastre fue la vulnerabilidad de las construcciones. La mayoría de las viviendas colapsaron en cuestión de segundos debido a la fragilidad de los materiales. A ello se suma la falta de infraestructura antisísmica, lo que convierte a Afganistán en uno de los países más expuestos a tragedias de este tipo.
El gobierno talibán ha pedido ayuda internacional urgente, sin embargo, la respuesta global ha sido lenta y limitada. Algunos países han comenzado a enviar alimentos, medicinas, tiendas de campaña y fondos para asistencia inmediata, pero los recortes en la cooperación internacional hacia Afganistán han reducido drásticamente la capacidad de reacción. Mientras tanto, miles de damnificados duermen a la intemperie, expuestos al frío de las noches montañosas y con escaso acceso a agua potable.
El terremoto de Afganistán de 2025 se ha convertido en uno de los más destructivos de los últimos años en Afganistán. Más allá de las cifras de muertos y heridos, la tragedia revela nuevamente la fragilidad del país frente a los desastres naturales, en medio de una situación política y económica que limita su capacidad de recuperación. Para los sobrevivientes, la esperanza de encontrar más personas con vida bajo los escombros se reduce con cada hora, mientras la comunidad internacional enfrenta el dilema de cómo apoyar a una nación en crisis sin dejar de lado las complejidades políticas que la rodean.
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