De Robotina a ChatGPT: la inteligencia artificial ya vive en tu sala

La IA no es ciencia ficción: aprende de nosotros, predice hábitos y está presente en apps, asistentes y dispositivos que usamos cada día.

Yused Jattar ·  17 DE OCTUBRE DE 2025
La inteligencia artificial ya forma parte de nuestra vida cotidiana.

Si alguien me preguntara hace diez años qué era la inteligencia artificial (IA), probablemente habría respondido “robots que limpian la casa y autos que hablan”. Hoy sé que la IA ya no es ciencia ficción, está en nuestro día a día y, la mayoría de las veces, ni siquiera nos damos cuenta. Mi opinión: la IA no es un villano ni un héroe metálico; es una herramienta que refleja lo que le enseñamos, con todo lo bueno… y todo lo malo.

¿Qué es la IA… de verdad?

La inteligencia artificial (IA) aprende, predice y toma decisiones, en lugar de solo seguir instrucciones fijas. Por eso, no todo lo tecnológico es IA. Una calculadora suma porque le dijiste “suma”; un microondas calienta porque le diste tiempo y temperatura. Pero cuando un sistema comienza a aprender de tus hábitos, reconocer patrones y adaptarse, entonces hablamos de IA de verdad, por ejemplo

  • NO es IA: un microondas con temporizador.
  • SÍ es IA: Netflix recomendándote series porque aprendió que te gustan los documentales de gatos… y los de tus sobrinos también.

De la fantasía a la realidad

Si recordamos los dibujos y películas de nuestra infancia, la IA era siempre un personaje:

Robotina (Los Supersónicos): Cocinaba, limpiaba y cuidaba a la familia. Hoy Alexa y Siri no trapean, pero sí prenden luces, ponen música y hacen la lista del súper. En el futuro, Atlas (Boston Dynamics) y Optimus (Tesla) prometen ayudarnos con tareas físicas que todavía no imaginamos.

KIT (El Auto Increíble): Conversaba y conducía solo. Hoy, los Teslas se estacionan solos y Waze nos guía por la ciudad. No tienen personalidad, pero cumplen su cometido.

Karen (Bob Esponja): La computadora sarcástica de Plankton. Hoy, ChatGPT y Google Gemini no conspiran, pero escriben, resuelven dudas y hasta bromean si se lo pides.

Skynet (Terminator): Buscaba acabar con la humanidad. En la vida real, los algoritmos militares son rápidos… pero con supervisión humana, claro. Por ahora.

Estos ejemplos muestran cómo los sueños de ficción se convirtieron en herramientas cotidianas y que, a diferencia de los personajes de dibujos animados, la IA aprende de nosotros y refleja nuestras decisiones y prioridades.

Cómo aprende la IA: el ejemplo del gato 🐱

La magia está en los algoritmos de aprendizaje. Piensa en ellos como un niño curioso que observa, busca patrones y predice resultados:

  1. Observa: le das muchas fotos de gatos y perros.
  2. Encuentra patrones: “los gatos tienen orejas puntiagudas y bigotes”.
  3. Predice: cuando ve una nueva imagen, dice “eso parece un gato”.

A veces se equivoca, y confunde un chihuahua con un gato. Sí, como tu vecino que insiste en que su perrito es más felino que tú. Pero cuanto más aprende, más precisa es.

Este mismo principio está detrás de Netflix, tu celular, Spotify, TikTok o los filtros de Instagram. Observan, aprenden y predicen, y al final… terminas viendo exactamente lo que “sabían” que te gustaría, incluso antes de que lo supieras tú.

Ya la usas y ni te enteras

Si pensabas que la IA era algo que solo existe en películas de ciencia ficción, piénsalo otra vez. La estás usando cada día, probablemente sin darte cuenta:

  • Google: Termina tu frase antes de que la escribas. Sí, como si leyera tu mente… o estuviera husmeando.
  • Siri: Llama a mamá antes de que tengas tiempo de decir “por favor”.
  • Alexa: Apaga las luces, pone música y hasta cuenta chistes malos (y no, no siempre son graciosos).
  • Spotify: Playlists que parecen adivinar tu estado de ánimo… demasiado bien.
  • TikTok: Adivina tus obsesiones y te mantiene pegado a la pantalla. Ese video de perritos te atrapó… y luego ni sales de ahí.
  • Waze / Google Maps: Encuentra la ruta más rápida, y casi siempre evita los baches… aunque siempre hay uno que se le escapa, como si la ciudad conspirara.
  • Filtros de Instagram / Snapchat: Orejas de perro, rejuvenecimiento instantáneo y más.
  • Reconocimiento facial del celular: Desbloquea tu teléfono incluso cuando tienes cara de lunes o acabas de salir de la cama.

Todo esto no es magia, es aprendizaje automático en acción: observa, encuentra patrones y predice. Entre más interactúas con estas herramientas, más “inteligente” se vuelve la IA… y más te mantiene enganchado.

Reflexión final: más Robotina que Skynet

La IA no es buena ni mala por sí misma; es un espejo de nuestra sociedad. Aprende de nosotros, repite aciertos y errores, y cada algoritmo que creamos lleva nuestra huella. Por eso, la responsabilidad no está en la máquina, sino en cómo decidimos enseñarle y usarla.

El futuro podría traernos un Optimus que doble la ropa, un Atlas que cargue bolsas del súper… o herramientas aún más inteligentes que nos permitan vivir mejor, pensar más rápido o ser más creativos. Lo importante será integrarlas con ética, sentido común y humor, para que nos ayuden a ser más humanos y no a reemplazarnos.

Yo prefiero imaginar más Robotinas que Skynets, porque al final, como diría KIT: “No tienes que hacerlo solo”. Y si aprendemos a acompañar y guiar a la IA, podemos convertirla en nuestro aliado para crear, soñar y resolver problemas que hoy ni imaginamos.

Pero no todo es color de rosa: la IA también trae retos y dilemas que impactan nuestra vida diaria, la privacidad, el trabajo y la forma en que nos relacionamos. 

Más adelante exploraremos los problemas que representa la IA en esta nueva normalidad, y cómo podemos enfrentarlos sin perder el control ni el sentido humano.

Yused Jattar

Experto en Innovación y Robótica

[email protected]

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