Clara Brugada Molina, egresada de la UAM, recibe premio de ONU-Hábitat
El reconocimiento a la jefa de gobierno de la Ciudad de México se otorgó por el programa Utopías, enfocado en regeneración urbana con justicia social
La Ciudad de México volvió a ser referente internacional en políticas urbanas con enfoque social, luego de que la jefa de gobierno capitalina, Clara Brugada Molina –egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– fue condecorada por ONU-Hábitat con el premio Pergamino de Honor, uno de los galardones más importantes en el ámbito del desarrollo urbano sostenible.
El reconocimiento fue otorgado por el programa Utopías, una iniciativa que ha revolucionado el concepto de espacio público en zonas históricamente marginadas, apostando por la regeneración urbana con justicia social.
En su cuenta oficial de X, Brugada señaló: ¡Me llena de alegría la distinción que otorga ONU-Hábitat a las Utopías de nuestra Ciudad! El premio es fruto del trabajo colectivo que hemos realizado con un enfoque humanista y una visión profundamente comunitaria.
La jefa de gobierno estudió la Licenciatura en Economía en la UAM, institución que es cuna del pensamiento crítico y compromiso comunitario, y ha llevado esa visión académica a la práctica política. Su trayectoria refleja una coherencia entre teoría y acción: desde sus años como activista y legisladora, hasta su gestión como alcaldesa de Iztapalapa y ahora como jefa de Gobierno, ha mantenido una agenda centrada en el derecho a la ciudad, la equidad territorial y la dignificación de la vida urbana.
Las Utopías son el resultado de esa visión: espacios integrales que ofrecen servicios culturales, deportivos, educativos y de salud, pensados para reconstruir el tejido social desde lo local.
Las Utopías: urbanismo con rostro humano
Las Utopías, Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social, no son simples centros comunitarios. Son ecosistemas urbanos que colocan a las personas en el centro del diseño territorial.
Cada una cuenta con instalaciones de primer nivel: albercas semiolímpicas, auditorios, gimnasios, canchas, jardines, bibliotecas, casas de día para adultos mayores y espacios para personas con discapacidad. Pero más allá de la infraestructura, lo que distingue a las Utopías es su vocación de justicia: están ubicadas en zonas con altos índices de pobreza y violencia, y buscan revertir décadas de abandono institucional.
El modelo ha sido replicado en otras alcaldías y Brugada ha anunciado su intención de construir 100 Utopías durante su administración. La apuesta no es menor: implica una reconfiguración del espacio público como herramienta de paz, inclusión y bienestar. ONU-Hábitat destacó precisamente ese enfoque, señalando que las Utopías representan una “respuesta humanitaria frente a la desigualdad urbana” y un ejemplo de cómo las ciudades pueden ser motores de transformación social.
Reconocimiento global, impacto local
De acuerdo con los organizadores, en más de 30 años, el premio ha reconocido 197 iniciativas de personas o entidades en todo el mundo y los ganadores recibirán la distinción, una placa grabada con el nombre del galardonado, en la celebración del Día Mundial del Hábitat en la ciudad de Nairobi, Kenia, el 6 de octubre de 2025.
Junto a Brugada, fueron premiadas otras iniciativas destacadas: a Israel Smart, de Jos Plateau, Nigeria, por su iniciativa “Hydroponic Farm-in-a-Box”, que ejemplifica un enfoque inclusivo, circular y climáticamente inteligente hacia sistemas alimentarios urbanos sostenibles y medios de vida comunitarios resilientes.
Además, Public Works Studio, de Beirut, Líbano, por su compromiso pionero con la justicia espacial y los derechos de vivienda, así como Just a Change, de Lisboa, Portugal, por su labor en la lucha contra la pobreza habitacional, ilustrada en su misión de “Renovar hogares, reconstruir vidas y restaurar la dignidad” en comunidades vulnerables.
Estos proyectos, junto con el modelo mexicano de las Utopías, muestran que el urbanismo del siglo XXI debe ser inclusivo, participativo y profundamente humano.
El reconocimiento a Clara Brugada no solo valida una política pública local, sino que también reivindica el papel de la academia pública en la formación de liderazgos transformadores.
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