Evita pagar de más en carnicerías y pollerías: trucos que inflan los precios

Comprar carne y pollo es una actividad cotidiana, pero pocos prestan atención a los métodos que algunos vendedores utilizan para cobrar más sin que el cliente lo note. Desde el peso añadido por el empaque hasta la venta de cortes «premium» sin diferencia real, conocer estos trucos puede ayudarte a evitar gastos innecesarios.

Métodos que inflan el precio

Uno de los trucos más comunes es incluir el peso del empaque o hielo en la báscula al momento de pesar el producto. Esto ocurre principalmente en pollerías, donde el hielo utilizado para conservar la frescura no siempre es descontado, haciendo que el cliente pague más por menos carne.

Otra estrategia consiste en vender piezas con exceso de grasa, hueso o piel, lo que incrementa el peso sin aportar mayor cantidad de carne. Esto ocurre en cortes como costillas, piernas y chuletas, donde el cliente paga por partes no comestibles.

También es habitual que los vendedores pesen el producto con guantes o charolas húmedas, lo que suma algunos gramos adicionales al total. Aunque parezca insignificante, a lo largo de varias compras este truco genera un aumento considerable en el gasto.

Por último, algunas carnicerías promocionan cortes «selectos» o «premium» con precios elevados, aunque en realidad no tienen ninguna diferencia con los cortes regulares. En pollerías, pueden ofrecer pechugas «sin antibióticos» sin un certificado que avale dicha afirmación.

Cómo evitar estos engaños

Para prevenir cobros excesivos, revisa el peso del producto sin empaque, verifica el contenido de grasa en la carne y pregunta por certificaciones antes de pagar precios inflados por cortes especiales. Estar atento a estos detalles te ayudará a comprar con mayor confianza y evitar gastos innecesarios.

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