Bodegas Ilegales: Una amenaza para el patrimonio y seguridad en el Centro Histórico

Más de 600 bodegas ilegales en el Centro Histórico afectan el patrimonio arquitectónico y representan un riesgo estructural en una zona sísmica.

Ricardo Velez ·  09 DE ABRIL DE 2025
Bodegas Ilegales: Una amenaza para el patrimonio y seguridad en el Centro Histórico

El Centro Histórico de la Ciudad de México, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1987, enfrenta una grave problemática: unas 600 bodegas ilegales operan en la zona, poniendo en riesgo tanto la seguridad estructural de los edificios como su valor patrimonial. Autoridades, empresarios y comerciantes han levantado la voz ante esta situación alarmante.

De acuerdo con un Diagnóstico de bodegas en el Centro Histórico, presentado por la Autoridad del Centro Histórico (ACH), gran parte de estas bodegas se concentran en un polígono delimitado por las calles Belisario Domínguez, Argentina, Eje 1 Norte y Eje Central. 

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Sin embargo, representantes de organizaciones comerciales aseguran que el número real de bodegas ilegales supera las 600. Estas instalaciones no solo violan el uso de suelo permitido, sino que también representan un riesgo latente en una zona sísmica debido al peso excesivo que almacenan.

La Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico Arquitectónico y la Ley de Establecimientos Mercantiles de la CDMX prohíben explícitamente el uso de inmuebles del primer cuadro como depósitos comerciales. A pesar de esto, edificios históricos han sido transformados en bodegas y vitrinas improvisadas. Por ejemplo, el inmueble donde nació y murió el poeta Manuel Gutiérrez Nájera ahora es utilizado para almacenar y comercializar mercancía, dañando su fachada, catalogada como patrimonio.

El presidente de ProCéntrhico, Alejandro Gazal, advirtió sobre el peligro estructural que representan estas bodegas. “Estas construcciones antiguas no fueron diseñadas para soportar toneladas de mercancía. En caso de un terremoto, podría ocurrir una tragedia”, señaló.

Además, la actividad diaria de diableros y cargadores que trasladan mercancías afecta las banquetas recién remodeladas, generando caos y deterioro en la infraestructura urbana. Comerciantes establecidos también enfrentan competencia desleal de vendedores irregulares, muchos de ellos dedicados al comercio de productos de origen asiático.

La preservación del Centro Histórico exige una acción inmediata para proteger su patrimonio arquitectónico y la seguridad de sus habitantes. Se requiere no solo la aplicación estricta de las leyes, sino también estrategias que integren la diversidad cultural y económica sin comprometer la integridad de este espacio emblemático.

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