“El Conjuro 4: Últimos Ritos” — una despedida emocional, aunque predecible
El Conjuro 4 cierra la saga con emociones genuinas pero se limita a fórmulas convencionales del terror.
El Conjuro 4: Últimos Ritos, dirigida por Michael Chaves y protagonizada por Vera Farmiga y Patrick Wilson. Esta cuarta entrega busca cerrar la saga de los Warren con un tono cargado de nostalgia y afecto familiar, aunque recurre con frecuencia a los esquemas típicos del cine de terror.
El análisis señala que el director actúa con oficio, manejando con seguridad los recursos del género, sin arriesgarse a innovar. Eso coloca a la película en una zona segura —respetable, aunque carente de sorpresas— dentro de una saga que supo destacar por su audacia en entregas anteriores.
El texto de OtrosCines también resalta que, más allá del valor emocional que el carisma de la pareja protagonista aporta, la saga ha ido diluyéndose en convenciones. Lo que antes fue emocionante y original ahora convive con un guion que repite estructuras conocidas: sustos estándar, atmósferas familiares y giros predecibles.
Sin embargo, la crítica sugiere que aún así la película tiene encanto. Esa cercanía con los protagonistas, el tono íntimo y los sustos medidos mantienen el interés.
Además, vale la pena quedarse hasta el final, ya que los créditos incluyen valioso material de archivo real sobre los Warren, ofreciendo un cierre simbólico más allá de la narrativa, e incluso una escena que podría indicar una continuación o spin-off en el universo.
En síntesis, El Conjuro 4: Últimos Ritos entrega una despedida respetuosa y emocional, sostenida por las actuaciones de Farmiga y Wilson, aunque se retira sin el filo narrativo que distinguió a comienzos de saga.
Si eres fan de los Warren, este cierre resonará por su calidez; si esperas renovaciones radicales, quizá te resulte demasiado familiar.
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