Dependencia digital: el nuevo desafío para padres y escuelas
Expertos advierten que el uso desmedido de pantallas secuestra el sistema de recompensa neuronal y desestabiliza el desarrollo emocional.
La dependencia digital entre niños y adolescentes ha escalado a un nivel preocupante, generando efectos profundos en su mente y su comportamiento. Según Billy Nascimento, neurofisiólogo y experto en neuromarketing, el entorno digital ha evolucionado de simple entretenimiento a una “arena de construcción emocional, cognitiva y social”.
Nascimento explica que la sobreestimulación constante de las pantallas provoca un “secuestro del sistema de recompensa neuronal”, algo especialmente grave en mentes jóvenes que aún no han desarrollado por completo su madurez emocional. En otras palabras, no es solo que los niños “usen” las pantallas, sino que viven en ellas, lo que puede acelerar artificialmente su desarrollo psíquico sin el soporte afectivo y moral necesario.
Este desequilibrio tiene consecuencias claras sobre el aprendizaje. El uso intenso y adictivo de plataformas digitales tiende a debilitar la atención sostenida, fragmentar la memoria y obstaculizar la autorregulación emocional. La dificultad para concentrarse, analizar con profundidad o esperar recompensas más allá del clic inmediato puede poner en riesgo el rendimiento académico y el desarrollo intelectual a largo plazo.
Además, las plataformas emplean estrategias sofisticadas de neuromarketing: utilizan mecanismos de recompensa variable, notificaciones persuasivas y algoritmos que mantienen a los usuarios conectados por más tiempo. Estas técnicas no son inocuas: afectan la plasticidad neuronal y promueven estados de hiperexcitación, nostalgia y apatía, creando una “frontera moral” sobre el equilibrio entre uso y dependencia.
Para contrarrestar este fenómeno, Nascimento propone medidas concretas para padres y educadores. Sugiere no permitir teléfonos inteligentes antes de los 14 años, que los adolescentes crean un perfil en redes sociales después de los 16 y la prohibición del celular en el aula. También apela por desarrollar habilidades metacognitivas en los jóvenes: autoconciencia, gestión del tiempo y construcción de hábitos digitales saludables.
La dependencia digital no es un problema superficial: altera la estructura emocional y cognitiva de las nuevas generaciones. Afrontarlo con diálogo, límites y educación puede ser la clave para guiar a los jóvenes hacia un uso equilibrado y consciente de la tecnología.


