Enfermedad renal: un enemigo silencioso y creciente
Un estudio reciente revela que la Enfermedad Renal Crónica afecta a casi 800 millones de adultos en el mundo, cifra que se ha más que duplicado desde 1990.
El daño renal o Enfermedad Renal Crónica (ERC) avanza sin síntomas evidentes en muchos pacientes, por lo que a menudo pasa desapercibido hasta etapas avanzadas.
Factores como la diabetes, hipertensión, el sobrepeso e incluso el abuso de analgésicos contribuyen significativamente al deterioro renal.
Impacto nutricional: cuidar los riñones desde la dieta
Una alimentación adecuada es clave para quienes tienen daño renal: no solo es importante la cantidad de proteína, sino el tipo que se ingiere.
Además, controlar la ingesta de sodio, potasio, fósforo y líquidos es fundamental. Expertos recomiendan un plan nutricional personalizado para prevenir el avance de la ERC.
Exámenes para detectar la ERC a tiempo
Para saber si los riñones están sanos, se recomienda realizar estudios como análisis de orina, química sanguínea y creatinina.
Detectar el daño renal de forma temprana permite tomar medidas para frenar su progresión y evitar complicaciones graves.
Estrategias terapéuticas para retrasar el daño
Existen medicamentos específicos, como el Ketosteril, que combinados con una dieta adecuada, ayudan a reducir toxinas y mantener la función renal.
También hay programas de acompañamiento que promueven una alimentación renal adaptada (Ketochef), actividad física (“Ketoactivate”) y apoyo emocional (“Ketoemociones”).
La dimensión global del problema: crisis silenciosa
Un estudio reciente revela que la Enfermedad Renal Crónica afecta a casi 800 millones de adultos en el mundo, cifra que se ha más que duplicado desde 1990.
En 2023, la ERC fue la novena causa de muerte a nivel global, con aproximadamente 1.5 millones de muertes.
Principales factores de riesgo responsables del aumento
Los estudios señalan que los principales factores atribuibles a esta epidemia silenciosa son:
- Azúcar en sangre elevada (relacionado con diabetes)
- Presión arterial alta (hipertensión)
- Índice de masa corporal elevado (obesidad)
Además, el deterioro de la función renal contribuye significativamente a la mortalidad cardiovascular a nivel mundial.
El daño renal es una enfermedad que avanza en silencio, pero con consecuencias devastadoras si no se detecta a tiempo. Los riesgos —diabetes, hipertensión, obesidad— son muy comunes, lo que convierte a la ERC en un problema de salud pública urgente. Afortunadamente, hay estrategias para prevenir su avance: desde una nutrición especializada y medicación adecuada hasta programas de apoyo emocional y físico. Además, el panorama global demuestra que la ERC no es una enfermedad menor: su prevalencia crece rápidamente y causa millones de muertes al año. Es esencial promover la detección temprana, el tratamiento y la educación para frenar su impacto.
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