Parrilla o sartén: el impacto de la cocción en tu bienestar

La parrilla con carbón, bien manejada, puede ser aliada de una dieta equilibrada, mientras que la fritura debería reservarse para antojos esporádicos.

JLR · Hace 3 minutos
Asar al carbón suele ser una opción más ligera, ya que no requiere añadir aceites y, además, permite que parte de la grasa natural de la carne se derrame durante la cocción.

La forma en que cocinamos los alimentos puede marcar una gran diferencia en su valor nutricional y en sus efectos para la salud. En especial, cuando se trata de carnes, no es lo mismo asarlas al carbón que freírlas en aceite. Ambas técnicas son populares, pero su impacto en calorías, grasas y compuestos químicos varía de manera importante.

Asar al carbón suele ser una opción más ligera, ya que no requiere añadir aceites y, además, permite que parte de la grasa natural de la carne se derrame durante la cocción. Esto se traduce en menos calorías y una preparación más limpia. Sin embargo, cuando la grasa gotea sobre el carbón caliente, puede producir sustancias como hidrocarburos aromáticos policíclicos, que en exceso representan un riesgo para la salud.

Por otro lado, freír en aceite incrementa de inmediato el contenido calórico de los alimentos. Las carnes absorben parte del aceite, lo que eleva la cantidad de grasas, muchas veces saturadas. Si además se reutiliza el aceite o se lleva a altas temperaturas, pueden generarse compuestos dañinos que afectan la salud cardiovascular. Aunque el sabor es atractivo, el costo nutricional es evidente.

Es importante destacar que las dos técnicas pueden adaptarse para ser más seguras. En el asado al carbón, conviene evitar chamuscar la carne y retirarla antes de que quede carbonizada. Marinar previamente con hierbas o cítricos también ayuda a reducir la formación de sustancias nocivas. En el caso de freír, usar aceites de buena calidad y en poca cantidad puede mitigar los efectos negativos, aunque difícilmente se logre un platillo tan ligero como al carbón.

Comparando ambas opciones, el asado al carbón resulta generalmente más saludable que la fritura. Aporta menos grasas añadidas, conserva mejor el sabor natural y, con ciertos cuidados, puede disfrutarse sin grandes riesgos. Freír, en cambio, debe considerarse como una técnica ocasional y no como una práctica habitual, especialmente si se busca mantener un corazón sano y un peso estable.

Al final, la clave está en la moderación y en elegir la técnica que mejor se adapte a nuestros objetivos de salud.

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JLR


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