¿Por qué algunas personas azotan la puerta? Esto dice la psicología
Azotar la puerta puede reflejar frustración, falta de control emocional o la necesidad simbólica de cerrar ciclos que ya no funcionan.
Cerrar una puerta con fuerza no siempre es un simple gesto impulsivo. Según la psicóloga Jennifer Delgado Suárez, este acto puede tener un significado emocional profundo. En el plano simbólico, azotar la puerta representa la necesidad de poner fin a situaciones que ya no aportan nada positivo, como una forma de cortar con el pasado y avanzar.
Sin embargo, en contextos de enojo o discusión, este comportamiento también puede indicar un “secuestro emocional”, es decir, un momento en el que la ira y la frustración superan la capacidad de razonar. En esos casos, la persona pierde el control y reacciona de forma impulsiva, sin medir las consecuencias.
La especialista señala que azotar la puerta también puede reflejar una falta de recursos emocionales para enfrentar conflictos de manera asertiva. En lugar de dialogar o expresar lo que se siente con palabras, se recurre a un gesto abrupto que busca imponer distancia o marcar un límite.
¿Qué hacer ante estas situaciones? La psicología recomienda reflexionar sobre el origen del malestar y, si es necesario, buscar ayuda profesional. También sugiere cerrar las puertas con calma, como una forma de mantener el control y evitar confrontaciones innecesarias.
En definitiva, este gesto cotidiano puede revelar mucho sobre nuestro estado emocional y la forma en que enfrentamos los cambios o las tensiones. Aprender a gestionarlo con conciencia puede mejorar nuestras relaciones y nuestro bienestar.
