Selvas, ríos y pueblos: el rostro sostenible de Chiapas

Practicar el turismo sostenible allí es una forma de viajar con conciencia y de asegurar que las selvas, ríos y comunidades indígenas sigan floreciendo por generaciones.

JLR · Hace 1 hora
Chiapas ofrece mucho más que belleza natural: es una lección viva de respeto por la tierra y por las personas que la habitan.

Chiapas es uno de los estados más ricos en naturaleza y cultura de todo México. Sus paisajes verdes, sus ríos cristalinos y sus pueblos llenos de tradiciones lo convierten en un destino ideal para quienes buscan conocer el país de una forma responsable.

El turismo sostenible en Chiapas invita a disfrutar de su belleza sin dañarla, respetando tanto al medio ambiente como a las comunidades que habitan allí.

Las selvas chiapanecas, como la Selva Lacandona, son el corazón verde del estado. En ellas viven miles de especies de plantas y animales, muchas únicas en el mundo. Además, los visitantes pueden realizar caminatas, recorridos en lancha o acampar, siempre con guías locales que enseñan cómo cuidar el entorno y valorar la naturaleza.

Los ríos de Chiapas, como el Grijalva o el Usumacinta, son escenarios impresionantes. En lugares como el Cañón del Sumidero, los viajeros pueden admirar enormes paredes de roca y ver aves y cocodrilos en su hábitat natural. Practicar turismo responsable aquí significa no dejar basura, no alterar la fauna y apoyar a las cooperativas locales que ofrecen paseos ecológicos.

Otro aspecto importante del turismo sostenible en Chiapas es el contacto con sus comunidades indígenas. Pueblos como San Juan Chamula o Zinacantán permiten conocer tradiciones ancestrales, textiles hechos a mano y una forma de vida basada en el respeto a la naturaleza.

Visitar estos lugares con respeto y comprar directamente a los artesanos ayuda a conservar sus costumbres y mejorar su economía.

El turismo sostenible no solo busca admirar los paisajes, sino también aprender y cuidar. En Chiapas, cada visitante puede contribuir eligiendo hospedajes ecológicos, consumiendo productos locales y participando en actividades que protejan la biodiversidad. Así, se logra un equilibrio entre disfrutar y preservar.

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JLR


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