Italia se moviliza en apoyo a Gaza con protestas masivas
Paralelamente, Italia organizó una flotilla de 11 barcos con ayuda humanitaria hacia Gaza, con la participación de unas 250 personas de diversas nacionalidades.
Italia vivió un día histórico de movilización el 3 de octubre de 2025, cuando más de 2 millones de personas participaron en una huelga general en solidaridad con Gaza. La convocatoria se extendió a más de 100 ciudades y fue organizada por los principales sindicatos para repudiar la intercepción de la flotilla humanitaria Global Sumud por parte de Israel.
El estallido social se originó tras la operación israelí contra la flotilla, que buscaba entregar ayuda humanitaria en Gaza. La noticia generó indignación y miles de italianos salieron a las calles para manifestar su rechazo.
En ciudades como Roma se reportaron congregaciones masivas, con 300,000 personas según los organizadores. Los sindicatos indicaron que la huelga alcanzó un 60 % de adhesión nacional, paralizando servicios clave como transporte, educación y sanidad.
La movilización se produjo en un contexto de fuerte confrontación política. La primera ministra Giorgia Meloni calificó la huelga como una maniobra “política” y advirtió que su ejecución generaría trastornos generalizados en el país.
Al término de las marchas se registraron enfrentamientos con la policía en Roma, donde grupos menores lanzaron cócteles molotov y provocaron incendios en vehículos oficiales, en respuesta a la intervención con gases lacrimógenos y cañones de agua.
El efecto de las protestas se extendió más allá de Italia, con manifestaciones en ciudades como Barcelona y Madrid, todas en apoyo a Gaza y críticas al bloqueo israelí.
Paralelamente, Italia organizó una nueva flotilla de 11 barcos con ayuda humanitaria hacia Gaza, con la participación de unas 250 personas de diversas nacionalidades.
Este momento marca un punto de inflexión en la actitud de la sociedad civil europea frente al conflicto en Gaza. La magnitud de la movilización en Italia refleja un desencanto hacia las políticas oficiales y una presión creciente hacia los gobiernos aliados para reconsiderar su postura frente a la crisis humanitaria.
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