¿Por qué huelen los pies y cómo evitarlo de forma efectiva?

Cuidar el calzado, elegir materiales adecuados y mantener hábitos de higiene consistentes son pasos simples que marcan la diferencia.

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Mantener unos pies limpios y secos no solo evita el mal olor, sino que mejora la salud general de la piel y la comodidad diaria.

El mal olor de pies, conocido médicamente como bromhidrosis plantar, es un problema común que afecta a muchas personas, especialmente en climas cálidos o durante actividades físicas intensas.

Este olor desagradable se produce principalmente por la acción de bacterias que viven en la piel, las cuales descomponen el sudor y las células muertas, generando compuestos con olor fuerte. Aunque todos sudamos, no todos desarrollamos este problema con la misma intensidad.

Los pies contienen más de 250,000 glándulas sudoríparas, por lo que son una de las partes del cuerpo que más transpira. Cuando el sudor se acumula en los calcetines o en los zapatos cerrados, se crea un ambiente húmedo ideal para el crecimiento de bacterias y hongos.

  • El uso prolongado del mismo calzado sin dejarlo ventilar también favorece este entorno, lo que intensifica el mal olor con el paso del tiempo.

Además de las bacterias, ciertos factores personales pueden agravar el problema. El estrés, los cambios hormonales y algunas condiciones médicas, como la hiperhidrosis (sudoración excesiva), aumentan la humedad en los pies. Incluso la dieta puede influir: alimentos como el ajo, la cebolla o el alcohol pueden alterar el olor corporal general, incluyendo el de los pies.

Prevención del mal olor

Para prevenir el mal olor, la higiene es fundamental. Es recomendable lavar los pies a diario con agua y jabón antibacteriano, secarlos muy bien —especialmente entre los dedos— y usar calcetines de algodón o materiales transpirables.

Cambiarlos cada día o incluso dos veces al día si se suda mucho ayuda a mantener los pies secos. De igual forma, alternar los zapatos y dejar que se aireen antes de volver a usarlos resulta muy beneficioso.

Productos específicos

También existen productos específicos para combatir el mal olor, como talcos absorbentes, desodorantes o aerosoles antibacterianos. Los remedios caseros, como el vinagre, el bicarbonato o las infusiones de té negro, pueden ser útiles para reducir las bacterias y neutralizar el olor.

En casos persistentes, es recomendable consultar a un dermatólogo, ya que podría tratarse de una infección por hongos o un problema de sudoración excesiva.

Mantener unos pies limpios y secos no solo evita el mal olor, sino que mejora la salud general de la piel y la comodidad diaria. Con pequeños cambios, cualquier persona puede decir adiós al mal olor y disfrutar de una sensación fresca y saludable en sus pies.

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JLR


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