La ciencia explica por qué siempre hay espacio para el postre

La ciencia explica por qué siempre hay espacio para el postre: el cerebro, la digestión y el sistema de recompensa influyen aun cuando estamos llenos.

Ricardo Justo · Hace 17 horas
La ciencia te explica por qué, a pesar de que hayas comido mucho, tienes espacio para el postre. | Foto: Pexels.

Aunque una comida abundante deje una fuerte sensación de saciedad, muchas personas descubren que siempre hay espacio para el postre. Esta experiencia común tiene incluso un nombre en Japón: betsubara, que significa “otro estómago”, una forma cultural de explicar por qué el deseo de lo dulce persiste aun estando llenos.

Desde el punto de vista fisiológico, el estómago no es un compartimento rígido. A través de un proceso llamado acomodación gástrica, los músculos se expanden conforme se come. Además, los postres ligeros y dulces requieren menos esfuerzo digestivo que un plato fuerte, lo que permite una ligera ampliación adicional del estómago.

El cerebro también juega un papel central. El apetito no responde solo al hambre física, sino al llamado hambre hedónica, vinculada al placer. Los alimentos dulces activan el sistema de recompensa dopaminérgico, reduciendo temporalmente las señales de saciedad y aumentando la motivación para seguir comiendo.

Otro factor clave es la saciedad sensorial específica. A medida que se repite un mismo sabor, el interés disminuye; sin embargo, la llegada de un nuevo estímulo dulce, como un pastel o helado, reactiva el deseo de comer, incluso cuando el plato principal ya no resulta atractivo.

A esto se suman procesos digestivos más rápidos de los carbohidratos azucarados, el retraso hormonal en la sensación de saciedad y la influencia cultural y emocional del postre, asociado a celebración y recompensa. En conjunto, estos factores explican por qué encontrar espacio para el postre es una respuesta natural del cuerpo humano.

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