Gobierno federal transfiere programa IMSS-Bienestar al IMSS
El gobierno federal integrará IMSS-Bienestar al IMSS. Aunque busca optimizar recursos, expertos alertan sobre riesgos financieros y saturación del sistema.
En una medida que ha generado tanto expectativas como inquietudes, el Gobierno de México anunció que el programa IMSS-Bienestar, destinado a brindar atención médica gratuita a personas sin seguridad social, será absorbido completamente por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La decisión, justificada como parte de un esfuerzo por optimizar recursos y centralizar los servicios de salud, ha despertado preocupación entre expertos en políticas públicas y salud financiera del Estado.
La integración se da en un momento delicado, ya que el IMSS enfrenta tensiones financieras crecientes y proyecciones que indican un déficit estructural a partir del año 2037, según estimaciones del propio instituto y de organismos independientes.
¿Qué implica el traspaso del IMSS-Bienestar al IMSS tradicional?
El programa IMSS-Bienestar, anteriormente conocido como IMSS-Coplamar, atiende a más de 50 millones de personas que no cuentan con seguridad social formal, principalmente en zonas rurales y marginadas. Su infraestructura funciona en paralelo al IMSS ordinario, con hospitales y unidades médicas propias, aunque con menor capacidad instalada.
Ahora, con esta fusión, se prevé que los recursos, personal médico, hospitales y unidades de IMSS-Bienestar pasen a estar bajo control administrativo y operativo del IMSS tradicional, el cual ya da servicio a más de 68 millones de derechohabientes que cotizan por su trabajo formal.
Diversos especialistas han expresado su inquietud por los efectos que esta medida podría tener sobre el equilibrio financiero del IMSS y la calidad del servicio tanto para derechohabientes como para beneficiarios sin seguridad social.
“El IMSS ya tiene una proyección de déficit en menos de 15 años. Incluir a millones de personas más sin una reforma fiscal o una estructura de financiamiento clara puede llevar a un colapso del sistema”, señaló Rodolfo Sánchez Arriola, economista de salud pública.
Además, advirtieron que el traspaso podría generar una mayor saturación en clínicas y hospitales del IMSS, provocando tiempos de espera más largos, falta de medicamentos y sobrecarga del personal médico.
Desde el gobierno federal, se argumenta que la integración del sistema de salud permitirá eficientar el gasto público, evitar duplicidades administrativas y mejorar la cobertura médica, especialmente en regiones con altos índices de pobreza.
“Queremos un sistema de salud más equitativo, donde todos los mexicanos reciban atención médica de calidad, sin importar si cotizan o no en el IMSS”.
La estrategia se enmarca en el proceso de transformación del sistema de salud pública, en el que también se incluye la extinción del INSABI y la incorporación paulatina de servicios estatales al modelo IMSS-Bienestar.
Un sistema en riesgo si no se acompaña de reforma fiscal
Analistas coinciden en que, para que esta medida tenga éxito y no comprometa la sustentabilidad del sistema, será necesario replantear el modelo de financiamiento del IMSS, que hasta ahora depende principalmente de las cuotas obrero-patronales y del subsidio federal.
“Sin una reforma fiscal progresiva y sostenible que permita ampliar el financiamiento a la salud pública, esta centralización corre el riesgo de convertirse en un parche de corto plazo con graves consecuencias futuras”, advirtió la organización México Evalúa en un reciente informe.
El gobierno ha señalado que la transición será paulatina y que en los próximos meses se definirán los lineamientos operativos, presupuestales y laborales para consolidar el nuevo esquema. No obstante, el impacto real se verá reflejado en el mediano plazo, especialmente en términos de capacidad operativa, calidad del servicio y sostenibilidad financiera.
Por ahora, la integración del IMSS-Bienestar al IMSS marca un giro importante en la política de salud pública en México, que apunta hacia un sistema nacional único de salud, pero que también despierta dudas sobre su viabilidad estructural sin una base sólida de financiamiento y planeación de largo plazo.
Te puede interesar
Avanza estrategia federal para mujeres: operan ya el 90% de los Centros LIBRE en México